Son muy pocas las personas u organizaciones que desean cambiar cuando hay prosperidad y paz. A menudo es la necesidad la que precipita los cambios significativos.
Petronio, tenía una perspectiva muy diferente sobre los resultados del cambio. Él dijo: Nos entrenamos arduamente… pero cada vez que comenzábamos a formarnos en equipos, nos reorganizábamos. Más tarde en la vida aprendí que al enfrentarnos a situaciones novedosas, nuestra tendencia es hacia la reorganización. Qué maravilloso método es este para crear la ilusión de progreso, mientras lo que se produce es ineficiencia y desmoralización.
Martin Luther King, hijo, tenía una opinión un poco más espiritual respecto a la adversidad. La medida máxima de un hombre -dijo él- no es la posición que asume en momentos de comodidad y conveniencia, sino la posición que está dispuesto a asumir en tiempos de reto y controversia.
Y lo que verdaderamente importa no es lo que nos ocurre, sino lo que ocurre en nosotros.
Algunas veces, Dios calma la tempestad -otras, permite que la tempestad ruja y a quien calma es a su hijo.
La adversidad es a menudo la ventana de oportunidad para lograr el cambio. Leith Anderson
domingo, 11 de julio de 2010
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