jueves, 24 de junio de 2010

El árbol de los problemas

Lo más importante en esta vida es darnos una pausa ante los problemas, no para que crezcan, sino para resolverlos con mayor tranquilidad.
El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se daño, y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se niega a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencia. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo un momento frente a un pequeño árbol. Tocando las puntas de sus ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada casa estaba plena de sonrisas. Abrazo a sus 2 pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente me acompaño hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que había visto hacer un rato antes.
“oh, ese es mi árbol de problemas” contesto.
“Se que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez”.
“Lo divertido es.” Dijo sonriendo, “que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como, los que recuerdo haber colgado la noche anterior”.

La leyenda de los dos lobos


Leí hace algún tiempo una leyenda india, en la que un anciano transmitía una lección a su joven nieto.
En su conversación, el anciano decía:
“Dentro de mi se libra una tremenda batalla entre dos lobos. Uno de ellos es la maldad personificada: es egoísta, arrogante, prepotente, ruin y solo busca causar el mayor impacto negativo posible.
El otro es una fuerza del bien: es todo generosidad, bondad, entusiasmo, paz, amor, serenidad, humildad, entrega, fe y busca causar el mayor impacto positivo posible.
Y esa misma batalla que se da en mi, se da exactamente igual en ti y en todas as personas que habitan este planeta,”
El nieto se quedo pensativo durante unos instantes asimilando lo que trataba de mostrarle su abuelo, y finalmente preguntó:
“¿Y cual de los dos lobos, ganara?”
Tras un instante, el anciano, mirando a los ojos de su nieto le respondió:
“Aquel al que tú alimentes”

sábado, 5 de junio de 2010

APRENDI Y DECIDÍ

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar.

Decidí no esperar las oportunidades si no yo mismo buscarlas; decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución; decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis; decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades y que en estas, esta la única y mejor forma de superarnos.

Aquel día deje de temer a perder, y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo el mejor, y que quizás nunca lo fui; me dejó de importar quien ganara o perdiera, ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.

Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es el tener derecho de llamarle a alguien “amigo”. Descubrí que el amor es más que una simple estado de enamoramiento “el amor es una filosofía de vida”.

Aprendí que debo de dejar de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados, y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente.

Aprendí que de nada sirve ser luz, si no vas a iluminar el camino de los demás.

Decidí cambiar tantas cosas…….

Aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.

Desde aquel día ya no duermo para descansar, ahora simplemente duermo para soñar….

Walt Disney